top of page
sander-dewerte--jcP3xbN88w-unsplash.jpg

No es un río.

​

Eso es lo primero que pensé cuando vi por primera vez el Río de la Plata. Que no es. Que es mentira. Que vi varios en mi vida y ninguno es así. 

​

Incluso desde antes del Gran Evento, yo ya percibía algo raro en estas aguas. No les creía. No les confiaba. Ya desde entonces notaba que el tiempo sucedía distinto en ellas; más líquido, más extraño. Aún hoy, dos años más tarde, sigo sin acostumbrarme del todo.

​

Solo aprendí a entregarme. De día es un poco más fácil  porque el sol marca una referencia clara. 

​

Pero la noche es eterna,

​

y también lo es el río.

​

Mi nombre es Matías, tengo veintisiete años y hoy voy a embarcarme, quizás por última vez. Escribo mis memorias porque no confío en el agua. Escribo, sobre todo, para que quede registro de lo que veo.

bottom of page